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Isla de Levita: Un tesoro escondido en el Dodecaneso

Escondida en el mar Egeo, Levita es una pequeña isla entre las Cícladas y el Dodecaneso, que ofrece una escapada remota pero cautivadora para quienes buscan una verdadera desconexión. Islas vecinas como Kinaros ofrecen oportunidades adicionales para explorar, especialmente para quienes navegan por estas serenas aguas.

Un paraíso silencioso para los entusiastas del mar

Uno de los aspectos más atractivos de Levita son sus profundas bahías naturales, que brindan un refugio seguro para yates y barcos, especialmente en verano cuando soplan con fuerza los vientos del Meltemi. La belleza salvaje de la isla, combinada con estos abrigados rincones, la convierte en una parada favorita para los navegantes que se desplazan entre las más conocidas islas de Patmos y Astipalea. El interior montañoso de Levita ofrece senderos para caminatas que llevan a vistas panorámicas del Egeo, mientras que la costa invita a nadar, hacer snorkel y bucear en sus aguas cristalinas.

Auténtico sabor de la vida griega

Aunque la isla parece en gran medida intocada por la modernidad, una sola familia ha estado cuidando de Levita desde 2009. Ellos gestionan la única taberna de la isla, un lugar acogedor donde los navegantes y visitantes pueden disfrutar de platos tradicionales griegos. El menú ofrece ingredientes frescos y locales, como el famoso estofado de cabra cocido con tomates y ajo, brindando un auténtico sabor del patrimonio culinario griego. Comer aquí es más que una simple comida; es una oportunidad para interactuar con los únicos habitantes de la isla y experimentar su genuina hospitalidad.


A pesar de su pequeña población de apenas ocho personas, Levita conserva su encanto con algunas sorpresas históricas. La taberna de la familia está decorada con artefactos como cerámica helénica antigua, anclas y conchas, añadiendo un toque del pasado de la isla a la experiencia gastronómica.

Desconecta, respira y relájate

Visitar Levita ofrece la desconexión definitiva de la vida moderna. No hay internet, ni señal móvil, y hay pocas comodidades aparte de la taberna familiar. En cambio, encontrarás un ritmo más lento, donde los únicos sonidos son las olas acariciando la orilla y las campanas distantes de las ovejas en el pasto.